Neo 3 es un encuentro literario atípico, creado por Eloy Fernández Porta con el propósito de crear unos espacios de debate a partir de la literatura, para después expandirse hacia otras disciplinas. En la edición de este año, celebrada los días 9, 10, y 11 de octubre en el Espai 4 del Palau de la Virreina, destacan los dedicados a resaltar el nexo de unión entre literatura y música, y la influencia de la droga en el proceso de escritura.
Viernes 9. Letra+Música. ¿Es la letra de canción un género literario propio? Según Silvia Grijalba, autora del libro Palabra de Rock, y Manolo Martínez cantante del grupo Astrud, la letra de una canción es un género independiente, ya que no puede leerse sin música, como la poesía.
En los inicios del pop y del rock muchos grupos le daban más importancia a la música, dejando las letras en un segundo término, como algo accesorio. Sin embargo, como afirma Pere Guixà, años más tarde aparecieron bandas como Joy Division o The Smiths, que han hecho más por la literatura que muchos escritores.
Joy Division narraron la desesperación sentimental, la belleza de la muerte, la impotencia ante un mundo sin respuestas, en una obra desoladora y dura. Para ellos la palabra siempre tuvo mucha importancia, tanto a nivel de contenido como de provocación. El nombre de la banda hace referencia a los pabellones de prostitutas de los campos de concentración nazis que aparecen en la novela The House of Dolls de Koral Cetinsky. Además, Ian Curtis, cantante y compositor del grupo, nombraba entre sus influencias literarias a Franz Kafka, J.G. Ballard y Joseph Conrad, cuyo relato “En el corazón de las tinieblas” sirvió de inspiración a Curtis para hacer la canción Colony.
Años más tarde, en la época del postpunk, el panorama musical británico, con excepción de algunas bandas excepcionales (como Depeche Mode o The Cure), estaba nutrido por variadas bandas de intrascendentales textos, recargados de sintetizadores. En este escenario surgen The Smiths, un grupo apoyado en la guitarra de Jhonny Marr y las letras, la voz y personalidad de Morrissey, un enigmático poeta anclado en la angustia existencial, rebelde contra su entorno sociocultural, mítómano, sensible e intimista, que se convirtió en símbolo de toda una generación de jóvenes descorazonados y contrariados. Sus influencias literarias son Oscar Wilde, Yeats, Keats o Shalag Delawey. La temática de las letras de Morrissey son muy variadas, y van desde las críticas políticas, como The Queen is Dead (canción antimonárquica) y Margaret on the Guillotine (en la que instaba a matar a la exprimera dama Margaret Thatcher), a otros como Hang the Dj (alegato contra la música disco), o canciones de amor inmortales como There´s a light that never goes out.
Respecto a la letra en castellano, todos los componentes de la mesa están de acuerdo en que las letras de la tradición musical española han sido siempre muy flojas, y que la situación empezó a cambiar con la aparición de Los Planetas. A principios de los 90, con la aparición y el auge de la escena independiente, la mayoría de los grupos que aparecen en España, optan por cantar en inglés, para diferenciarse de los grupos mediocres que repiten sin cesar las radiofórmulas, y por influencia de sus grupos favoritos, de tradición anglosajona. Los Planetas, desde el principio, se convierten en un referente, hablando de temas tan cercanos entre su generación como la violencia, el sexo, las drogas, el amor y el desamor, demostrando que se puede ser diferente, profundo e intenso cantando en castellano.
Sábado 11. Escritura y Droga. La conferencia intenta acercarse a la pregunta: ¿Cómo influyen las drogas en la creación literaria? Una de las primeras drogas que aparecen reflejadas en la literatura europea es el opio, introducida en gran escala en Europa en el siglo XVIII por Inglaterra desde sus colonias en China. Son los artistas románticos quienes, con su fascinación por lo oscuro, lo insconsciente, el sueño y el más allá, comienzan a experimentar con el opio. Los poetas Coleridge, Byron, Shelley, Keats, el escritor Walter Scott y el filósofo Thomas De Quency fueron de los primeros escritores en reconocer el uso de la droga mientras escribían.
Desde entonces, respecto a la utilización de la droga a la hora de crear se han marcado dos actitudes; los que no necesitan la droga para crear y los que son incapaces de escribir sin drogarse. El escritor Lluís Magrinyá y el dibujante de cómics Miguel Ángel Martín no utilizan nada para escribir, pero sí que hablan de drogas en sus obras. Magrinyà refleja en algunas de sus novelas el mundo de los jóvenes, y cual es su relación con las drogas. Martín es el único dibujante en España que dibuja en sus viñetas el consumo de nuevas drogas que se han puesto de moda, como el cristal.
Los otros miembros de la mesa son dos poetas que se reconocen incapaces de crear sin tomar nada. David González dice que se droga para captar aspectos de la realidad que se le escapan, y en algunos de sus poemas habla de las drogas de forma explícita. Las únicas drogas que le ayudan en el proceso de creación literaria son la marihuana y el hachís.
La poeta Eva Vaz se reconoce enganchada a las drogas legales, pastillas que toma tres veces al día con prescripción médica. Las drogas si condicionan su creatividad, ya que sin ellas es incapaz de hacer nada. Las define como “drogas de maruja”. Cree que todavía hoy en día, cuando un artista, un escritor o un músico confiesa el consumo de drogas ilegales, como la cocaína, la heroína u otras, tiene una aureola de transgresión muy chic, que no provocan las drogas legales, aunque, a la larga, acaban con la creatividad. Vaz confiesa que sin sus pastillas igual se habría suicidado, pero no refleja las drogas en su obra.
El debate fue interesante en lo concerniente al consumo o no de drogas durante el proceso de creación artística, pero pronto derivó hacia unas reflexiones sobre la problemática de la droga a nivel social, que se alejaban del propósito inicial de mantener su relación con la literatura.
Jose Palacio Gamero
lunes, 20 de octubre de 2008
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